martes, 8 de mayo de 2012

VIAJE FIN DE CURSO A ROMA




   

Ahora que ya han pasado varios días desde la vuelta de Roma, creo que se impone hacer algún cometario sobre el mismo.

Después del gran madrugón, volar a Madrid, varias horas de aeropuerto y vuelta a volar, por fin, de noche, llegamos a nuestra ansiada Roma. Ninguno sabíamos las maravillas que nos esperaban ni el cansancio tan supino que nos costaría verlas, horas y horas de caminar, subir escaleras, bajar escaleras, subir cuestas, bajar cuestas y nosotros, sintiéndonos veinteañeros, nos lanzamos a la conquista de la gran ciudad y lo conseguimos, claro que casi morimos en el intento, pero eso no importa. No creo que nadie haya visto más cosas en menos tiempo pero, y es mi opinión, creo que demasiada información, yo me siento incapaz de asimilar tanta información en tan poco tiempo, fueron tantas iglesias, tantas pinturas, tantas esculturas que aún recordándolo todo, me resulta imposible situar cada cosa en su sitio. ¿Será cosa de la edad?

Nunca pensé que en tan poco espacio, se pudiera reunir tanta ruina y tanto arte juntos, después de verlo (una pequeña parte de lo que tienen) eres más capaz de figurarte como se vivía en esa época, del inmenso poder político y económico, tanto de los emperadores, senado etc. Como de la iglesia.

El Vaticano, punto y aparte. Mi sobrino de 5 años, cuando algo le impresiona dice que se queda de “bocapiedra”, pues bien así me quede yo, de bocapiedra, cuando vi ese inmenso palacio lleno de mármol, grandes galerías con tapices, esculturas y por supuesto, pinturas. Y yo me pregunto, ¿Se necesitaba tanta opulencia para dirigir la Iglesia?

Cuando entras en la Capilla Sixtina, maravilla de las maravillas, con aquel techo tan precioso, aquel imponente Dios padre dando vida a Adán, aquellos inmensos murales. ¿Es que en esa época todo se hacía a lo grande? ¿Así demostraban su poderío?

Bueno, resulta que después de ver la obra de Miguel Ángel, uno se siente tan pequeño que casi ni se siente. Al parecer, a Miguel Ángel, lo que le gustaba era esculpir, o según él, quitarle a la piedra lo que le sobraba, la verdad que ante esa Piedad, nadie puede quedarse indiferente ¡Qué maravilla!

Otra de sus obsesiones era volar a lo que dedicó mucho tiempo para diseñar una máquina que le permitiera hacerlo, al parecer, lo que menos le gustaba era la pintura y digo yo que menos mal porqué si llega a gustarle….

No hago más que dar vueltas a una pregunta, aunque vivió muchos años y tuvo muchos alumnos, ¿Como pudo conseguir una obra tan extensa? tanto en pintura como en escultura, aún dedicándose a ello su toda la vida.

¡En fin! Como de costumbre, mereció la pena el esfuerzo que hicieron nuestras “profes” para organizarlo y se lo agradecemos muchísimo, aunque no nos sorprendió el resultado ya que nos tienen acostumbrados a sus éxitos organizativos.

También hay que destacar el buen ambiente del grupo, ya que no es fácil que treinta y cuatro personas, mayores y cansadas, supieran convivir sin el más pequeño roce.

Felicidades a todos por el éxito conseguido y para el curso que viene, MÁS