jueves, 25 de abril de 2013

ABUELITA, CUENTAME UN CUENTO

                                               


Escribir un cuento no me resulta nada fácil, no sé que tema elegir y como ayer con Conce  dedicamos la clase de informática al día del libro, creo que voy a basarme en la Leyenda de Sant Jordi.

Hace muchos, muuuuchos años, en un País muy lejano, había un bonito pueblo en la ladera de una gran montaña. Sus habitantes eran felices porque tenían todo lo que necesitaban para vivir.  Unos se eran ganaderos (¿sabeis  que es un ganadero? Pues es la persona que cuida las vacas, los cerdos, las ovejas etc.), otros se dedicaban a la agricultura (¿sabeis que es la agricultura? . Pues  son esas cosas tan buenas que comemos , como patatas, lechugas, tomates, fruta etc.), otros hacían pan,  otros hacían cacharros, otros vestidos y así tenían en el pueblo, todo aquello que se pueda necesitar.

Vivian en unas lindas casitas y no necesitaban jardín porque tenían toda la montaña para jugar y así lo hacían los niños todos los días cuando salían del colegio. Además y por si fuera poco, también tenían un rey que cuidaba del bienestar de todos sus súbditos.

Pues bien, ninguno de los  habitantes  de ese pueblo, era capaz de presagiar lo que se les avecinaba.

Resulta  que un soleado día, cuando los niños jugaban en  la montaña, escucharon un tremendo ruido que no sabían que era ni de dónde venía y claro, se asustaron muchísimo y fueron corriendo a refugiarse en sus casa y a contárselo a sus papás. 

Estos no les hicieron mucho caso. Pero resulta que al día siguiente echaron a faltar varias cabezas del ganado y pensando que se habían perdido en el bosque, salieron a buscarlas y cuál no sería su sorpresa cuando escucharon un extraño,  fuerte y acompasado resoplido, se miraron extrañados y decidieron ir a ver  de dónde provenía tan extraño ruido, así que  despacito, despacito se fueron acercando al lugar de donde provenía.

Cuando de pronto vieron  espantados como un inmenso dragón dormía tranquilamente mientras hacia la digestión de su opípara comida. Todos en voz baja se preguntaban de donde había venido esa bestia pues ninguno había visto antes algo parecido. Era tan grande que no podían matarle.

A partir de ese momento, en el pueblo todos tenían miedo y pensaban ¿ que será de nosotros cuando este animal termine   con todas las bestias del pueblo?.  Ni que decir tiene que a partir de ese día ninguno de los niños  volvió a salir de casa ni para ir al cole ya que sus padres tenían miedo de que les viera el drogón.

Todos los habitantes del pueblo decidieron ir a ver a su rey para contarle sus penas y este reunió a los sabios de la corte para entre todos encontrar una solución. Después de pensar  y pensar decidieron que una vez el dragón terminara con el ganado, le entregarían todos los días una doncella para saciar su apetito, esta doncella sería elegida  por sorteo ,  pero claro, esta no era la solución ya que en  poco tiempo el dragón terminaría con el pueblo entero, así que urgía encontrar  la forma de acabar con ese monstruoso animal.

Pasaba el tiempo y llegó el temido momento, como no habían dado con la forma de matarlo decidieron comenzar con el sorteo y hete aquí,  que la mala fortuna  fue a caer en la hija del rey quien muy triste pensaba en su mala suerte pero tenía que dar ejemplo y entregarla porque después,  al igual que él,  todos los padres del pueblo se encontrarían igual de tristes.

Quiso la fortuna que en esos días estuviera conociendo este  país, un guapísimo príncipe de otras   muy lejanas tierras y se enteró de la desdicha del pueblecito, sin pensarlo dos veces y a galope tendido se encaminó hacia allí y cuando vio que el dragón iba a comer  a la princesa, con una espada de pulido acero, le atravesó el corazón y en ese instante el dragón cayó herido de muerte. Desde ese momento y partiendo de cero en cuanto al ganado se refiere, volvieron a ser todos felices como antes.

El príncipe y la princesa, como es lógico se enamoraron y el rey  muy feliz, invito a todo el pueblo a la boda donde bebieron vino, comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron.



 Luli a 24 de Abril de 2.013

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